Transcripción


ERA UNA TARDE TRISTE...
Era una tarde triste y de presentimientos;
nuestra visita médica habia concluido,
cuando de urgencia llaman al Hospital, y vemos
que a una joven hebrea de gravedad han traido.
Una extraña muchacha de asombrosa hermosura
que tenía en los ojos paisajes encantados,
noches de amor profundas, y su boca sensible
unos fragantes labios para besar, morados...
Eran para la muerte sus ojos y sus labios,
frágil flor del Oriente fatalmente cegada...
Sus ojos misteriosos me pedían la vida
y fué una larga súplica su última mirada...
¿Donde voló tu vida, hebrea peregrina?
¿Donde voló tu vida, ¡oh, suave golondrina!
que viviste a que ungiera la muerte con mi mano?
¡Mi corazón te daba la mejor medicina
y tu, acaso, volaste llamándome tirano!
Luis Doreste.
Original copiado a maquina por don
Alonso Quesada